8 de abril de 2015

La gamificación llega al vino

El uso de mecánicas de juego en entornos no lúdicos es cada vez más frecuente. De hecho, el auge de las herramientas 2.0 y de las aplicaciones para teléfonos móviles ha abierto un abanico de posibilidades tecnológicas que pocas empresas quieren dejar pasar. Recientemente, la bodega La Rioja Alta, S.A. se ha convertido en la primera bodega española en diseñar su propio videojuego 'El Jardín del Vino' que podría ser el impulso definitivo de la gamificación en el sector vinícola.


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Tal y como indican en la web www.gamificacion.com se puede definir la gamificación (gamification en el ámbito anglosajón) como el empleo de mecánicas de juego en entornos y aplicaciones no lúdicas con el fin de potenciar la motivación, la concentración, el esfuerzo, la fidelización y otros valores positivos comunes a todos los juegos. 

Hace unos meses, y con motivo del lanzamiento del juego Trivino, en el marco de la campaña "Quien sabe beber, sabe vivir", publiqué una entrada en la que ya te hablaba de como los juegos pueden convertirse en una adecuada herramienta para potenciar y facilitar el conocimiento de la cultura vinícola.

De hecho, entre las principales ventajas de la utilización de la gamificación, se encuentra su potencialidad para permitir que una determinada colectividad pase de la mera conectividad al engagement o vínculo emocional. Si las empresas son capaces de aplicar bien esta herramienta podrán pasar de tener meros usuarios a tener verdaderos seguidores conectados emocionalmente con la marca.

En esta línea, con motivo de su 125 aniversario, La Rioja Alta, S.A. lanzó hace unos meses una divertida aplicación, fácil de manejar, que permite que los usuarios se conviertan en bodegueros que deben plantar viñedos, vendimiar y elaborar vinos.

El juego, llamado 'El Jardín del Vino', tiene como objetivo atender los pedidos que van llegando a la bodega. Para ello, los jugadores comienzan plantando los viñedos que deben cuidar combatiendo las plagas que los atacan. En la fase de la vendimia tienen que seleccionar y recoger las mejores uvas, mientras que durante la crianza realizan la trasiega artesanal para acabar embotellando las diferentes marcas.

Esta será la única forma de atender y dar salida a los pedidos de vino que llegan a la bodega, lo que a su vez permite obtener beneficios que pueden reinvertirse en adquirir nuevos viñedos con los que continuar jugando.

En sí, cada una de estas fases se desarrolla a través de mini-juegos que permiten valorar la habilidad del jugador para elaborar un vino de la mayor calidad posible. Como curiosidad, Samuel Fernández (director de marketing de la bodega) destaca la presencia de un ayudante, que en el juego se ha llamado Vicuano, un nombre que pretende rendir homenaje al terreno primigenio de la bodega, llamado Vicuana.

Aunque no es el primer juego que existe alrededor del mundo del vino (el propio juego Trivino se lanzó meses antes e incluso existen numerosos juegos de sobremesa sobre el vino), hasta donde yo sé, este juego sí constituye la primera iniciativa de una bodega española por incorporar la gamificación al sector vinícola.

Todo aquello que nos resulta divertido y entretenido termina siendo atractivo. Si el juego consigue atrapar al usuario, no sólo por ser entretenido, sino también por la propia dinámica de ser un juego competitivo, la bodega habrá dado un paso muy importante en la búsqueda de ese vínculo emocional que todas las empresas anhelan. 

Un saludo,
Ricardo






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