9 de octubre de 2013

Enseñando a querer al vino


Conocer la cultura que rodea el mundo del vino está hoy en día al alcance de cualquier persona. Desde practicar enoturismo a asistir a un curso de iniciación a la cata, son muchas las actividades orientadas a transmitir la cultura enológica entre las personas interesadas. Por eso, cuando se atribuye el dramático descenso en el consumo a la ausencia de "una cultura del vino" siempre me asalta una duda, ¿en qué momento de nuestras vidas surge ese interés por la cultura del vino?



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www.actividadesvivanco.com/actividades-infantiles

Todavía recuerdo, incluso con bastante detalle, una excursión que hice con el colegio hace más de treinta años. Debió de ser una de las primeras excursiones que hacía porque ha dejado en mí una huella imborrable. La visita no era ni a un castillo ni a un museo, sino a la mismísima planta embotelladora de Coca Cola. Aunque con el tiempo he conseguido entender el alcance de dicha visita nunca seré capaz de estimar que influencia ha tenido sobre mi consumo de esta bebida a lo largo del tiempo. En cualquier caso, lo único cierto son dos cosas:
  1. Muchas de las vivencias que tenemos como niños pueden llegar a marcar nuestro futuro,
  2. La visita a esta planta embotelladora seguro que forma parte de la estrategia de comunicación de Coca Cola para, ya desde bien pequeños, ir dejando huella en nuestro cerebro. 
Por eso me gustaría destacar en este post dos noticias muy recientes sobre las actividades organizadas por un museo y una bodega para acercar la cultura del vino a los más pequeños.

El Museo de las Ciencias del Vino de Almendralejo.


Este museo ha organizado entre el 1 y el 11 de Octubre una serie de talleres que tienen como objetivo difundir los contenidos del museo al público infantil de forma lúdica y acercarles el proceso de vendimia, poniendo en contacto a los niños con la materia prima. Todas estas actividades y talleres tratan de fomentar la cultura del vino entre más de 600 escolares de tercero de primaria (entre 8 y 9 años) de Almendralejo y Badajoz. Así, los niños y niñas han tenido la oportunidad de pisar la uva, medir los grados y, al final, probar el mosto (que no el vino). Con esta actividad, que pretende acercar a los escolares a la vendimia, se muestra también la importancia que tiene dicha actividad en la ciudad de Almendralejo, donde constituye una de las actividades profesionales más importantes.

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Fuente: www.hoyagro.es


Las actividades infantiles de Dinastía Vivanco


La Fundación Dinastía Vivanco ha programado para este curso 32 talleres infantiles sobre los materiales que intervienen en el proceso de elaboración del vino, y en los que participarán ocho artistas que ayudarán a los niños y niñas a realizar obras de arte.

El programa de Educación Infantil en Cultura de Vino, que este año alcanza su tercera edición, está avalado por el éxito del año anterior, en el que un 700 personas acudieron a las actividades organizadas durante los fines de semana y unos 4.000 alumnos participaron en otros talleres educativos. Los talleres (desde el 5 de octubre al 14 de junio) se realizan los sábados por la mañana y tienen una capacidad de entre 20 y 40 niños para niños a partir de tres años.

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Fuente: www.actividadesvivanco.com
Además, estas actividades, que tienen un precio de tres euros,  pueden realizarse en familia, aunque también van dirigidas a colegios. 

De hecho, para los grupos escolares, se programan tres actividades específicas: Una gimkana, como alternativa a la clásica visita guiada, y cuyo objetivo es que aprendan de forma activa y lúdica; Talleres monográficos centrados en algún aspecto de la Cultura del Vino en maridaje con alguna disciplina artística e, incluso, llevar la clase al museo, ya que cada una de las salas presenta de forma ordenada y clara una cantidad de información suficientemente atrayente como para que los profesores puedan utilizarla de soporte para sus clases.

¿Se debe educar a los niños en la cultura del vino?


Este tipo de actividades dirigidas a los niños no están exentas de controversia. El vino es una bebida con alcohol, y hasta cierto punto, podría parecer reprobable por parte de un colegio o una bodega incentivar este tipo de actividades dirigidas a los niños. Sin embargo, en muchas zonas el vino constituye un modo de vida y, bien por arraigo cultural o tradición, el vino representa una cultura que hay que conocer, compartir y, sobre todo, aprender a querer.

Por eso, me parece que este tipo de actividades que tratan de acercar la cultura y la tradición vinícola a los niños en edad escolar constituyen un buen punto de inicio para que estos niños, mañana adultos, se interesen por el producto y se conviertan en consumidores del mismo.

Un saludo,
Ricardo

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